Casi todo es otra cosa

Columna semanal publicada en el periódico "Últimas Noticias" de Ciudad Victoria, Tam., y otras cosas que se me ocurren en el camino. Por Elin López León de la Barra.

14 diciembre 2006

Los intelectuales también lloran

A estas alturas ya no es novedad el recorte en los recursos destinados al área de cultura propuesto por el Presidente Felipe Calderón como parte de su Presupuesto de Egresos de la Federación 2007, el cual se calcula en un 30% con respecto a la cantidad destinada al área en el 2006. Incluso alcanza al Archivo General de la Nación, dependiente de la Secretaría General de Gobierno, al que se le asignarán menos de 42 millones de pesos, una reducción del de 59.4% en sus recursos.

Inmediatamente la comunidad artística e intelectual de todo el país hizo patente su indignación ante tal propuesta y condenó la medida. Algunos señalaron el reto que representa para Sergio Vela, flamante Presidente del CONACULTA, cuya designación fue en primera instancia vista con buenos ojos por la misma comunidad artística.

Ayer miércoles 13 de diciembre se realizó en la explanada del Palacio de Bellas Artes un “Réquiem por la cultura”, manifestación a la cual se convocó a músicos y cantantes para que vestidos de negro, interpretaran el Réquiem de Mozart para expresar su desacuerdo. Asimismo, está circulando la invitación a participar en una “megamarcha” el martes 19 del presente, del Ángel de la Independencia a la Cámara de Diputados, “a fin de hacer presión para que no se autorice dicho recorte”.

Hace pocos días una amiga reflexionaba en el hecho de que los intelectuales de nuestro país se encuentran aletargados. Preguntaba ¿dónde ha quedado la postura crítica de los artistas e intelectuales mexicanos? ¿Cómo es posible que no se aprovechara ese gran foro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para llamar la atención sobre temas de interés nacional? (aunque eso si, se hizo patente el apoyo para la aprobación de la Ley del Libro, al cual me sumo). Llegaba a la conclusión de que nuestros intelectuales están durmiendo en sus laureles, desistiendo de participar activamente en los debates para, en cambio, disfrutar de los beneficios del sistema.

Por ello es notable que ahora salgan a la calle a manifestarse en contra de un recorte presupuestal. Entiendo que contamos con un presupuesto federal que debe estirarse para cubrir todas las áreas y como dicen, para cubrir una en ocasiones debe descobijar a otra (o bien tomar medidas para obtener recursos, como un alza en los impuestos). Por otro lado, estoy de acuerdo con que más allá de intereses partidistas, cambios de gobierno y las muchas y complicadas situaciones que enfrenta nuestro país, la cultura debería ser considerada como un área prioritaria y no ser la primera que sufra los consabidos recortes. Pero me parece irónico que nuestros intelectuales, que supuestamente son la medida de nuestro progreso como pueblo y nación, solamente se manifiesten cuando ven amenazados sus intereses personales, llámese becas, subsidios, financiamientos, sueldos, etc. Entiendo que los apoyos gubernamentales son indispensables para el desarrollo de proyectos culturales, pero creo que es válido pensar que no deben depender únicamente de ellos.

Espero, sí, que contemos con los recursos para proteger, conservar, difundir y promover nuestro patrimonio artístico y cultural. Pero la mera propuesta del recorte ha sido suficiente para darnos cuenta de que los intelectuales, ante el fantasma de la incertidumbre, también lloran.