Casi todo es otra cosa

Columna semanal publicada en el periódico "Últimas Noticias" de Ciudad Victoria, Tam., y otras cosas que se me ocurren en el camino. Por Elin López León de la Barra.

05 octubre 2006

Los textos del yo

No quiso hacer promoción. Ninguna presentación, entrevista, lectura. Sin embargo, hace apenas unos días su editor del Fondo de Cultura Económica la llamó para avisarle que se va a reimprimir el libro, el cual se ha vendido muy bien. Tampoco era un tiraje muy grande, señala irónica. Quinientos ejemplares en este país de 80 millones de personas (ciento diez, le digo). Ciento diez, los que seamos. No importa. Pero en un país donde se leen pocos libros y los que se leen son primordialmente de cuento y novela (según datos de editoriales y promotores de lectura), que un libro de poesía vaya a reimprimirse a escasos meses de su publicación, califica casi como una hazaña.

Que el libro se haya vendido prácticamente por sí mismo habla de su calidad, de un grupo de fans, como si de una banda de culto se tratara. De la curiosidad que desata un texto ligado a su nombre. Desde el lector anónimo, pasando por el aspirante a escritor, hasta Carlos Fuentes (quien ha expresado maravillas sobre sus novelas), somos muchos los que en sus palabras hemos encontrado más interrogantes que respuestas, pero que con gusto nos encaramos en estas preguntas hechas en voz baja, no escritas, sugeridas.

Los textos del yo de Cristina Rivera – Garza reúne tres volúmenes de poesía: La más mía, Yo ya no vivo aquí y ¿Ha estado usted alguna vez en el mar del norte? Tres poemarios escritos en diferentes épocas, ciudades, influencias. Pausas en su obra narrativa y ensayística, aunque dice que nunca le han interesado las clasificaciones para su obra creativa. Lo que importa es tener algo que decir. Cuentos, ensayo, novela, poesía se mezclan para dar paso a una obra transgenérica, como ella la define. Socióloga con un doctorado en historia y vocación de escritora, mezcla disciplinas, voces, idiomas. Pero los textos están siempre ligados, se comunican entre sí, están hermanados a través de personajes, situaciones, preocupaciones, llenos de vasos comunicantes.

Dice que no pensaba hacer promoción de este libro porque la poesía tiene una dinámica diferente, otro proceso. Que llega a quien tiene que llegar. Pero aceptó presentarlo en Matamoros, su tierra natal (“esa esquina del país de donde vienen/ los narcotraficantes y los contrabandistas”). Sonríe y no explica porqué. “Esta es la única presentación que voy a hacer. La única vez que voy a leer estos poemas en voz alta”. Se siente como un regalo adelantado de cumpleaños, que es un par de días después. Parece volver.

Cuenta que su editor dijo: Los textos del yo es un título terrible. Puede ser, pero así se va a llamar el libro, contestó ella. Porque hablar del yo es, por una parte, sumarse a la gran discusión de la poesía contemporánea. Porque decir “yo” da pie al juego con el lector, que llega a creer que hablo verdaderamente de mí. Porque propicia esa sensación de cercanía, intimidad, la apropiación del texto.

Los que estamos en el auditorio escuchamos. El primer libro es una larga canción sobre la enfermedad de su madre, su relación con ella, con su yo femenino. El segundo, notas sobre un lugar inexistente, compuesto de muchas ciudades y mucha gente. El tercero, una exploración sobre La Mujer, con mayúscula, con el pretexto e hilo conductor de la escritora Concha Urquiza; un libro construido a través de posts en su blog.

Escuchamos. El presentador habla de sus influencias (que van de Rosario Castellanos a Rockdrigo), de la impecable arquitectura del volumen, las diferencias estilísticas entre los tres poemarios. Pero sobre todo escuchamos esa charla en tono confesional del porqué de la literatura, de la poesía; esos textos que no volverán a ser leídos en voz alta por su autora, pero que podremos encontrar pronto nuevamente en las librerías; poemas que se convierten en acompañantes nocturnos y que tratan infructuosamente de convencernos, a pesar de su fuerza e innegable presencia, de que Cristina ya no vive aquí.

6 dicen que dicen:

  • El 05 octubre, 2006 12:38, Anonymous Anónimo dijo otra cosa…

    Tratarè de leer a esta autora que desconozco. Tus palabras me invitan a ello. Aunque por otro lado no estoy tan seguro de esa idea un tanto romàntica de que la difusiòn no es para la poesìa. Creo que los trabajos del espìritu tambièn merecen y deben ser conocidos. Dudo de esa idea màgica de que el destino se impondrà tarde o temprano. Pero la leerè, la leerè.

     
  • El 05 octubre, 2006 16:06, Anonymous Anónimo dijo otra cosa…

    Elin este te salio de lourdes!!!

     
  • El 06 octubre, 2006 19:41, Anonymous Anónimo dijo otra cosa…

    Definitivamente es una muesta más, que comprueba mi teória de que en México se sabe escribir y se sabe leer. El problema es que el lector que todos llevamos dentro, para salir tiene el mismo procedimiento que el aguamiel, o ésta será mi hora mas dulce.

     
  • El 12 octubre, 2006 00:08, Anonymous Anónimo dijo otra cosa…

    hola... ni siquiera había escuchado hablar de Cristina y ahora ya la quiero leer!!!

    gracias por invitarme a leer con tus palabras Elin!

     
  • El 12 octubre, 2006 00:08, Anonymous Anónimo dijo otra cosa…

    p.d. no había tenido chance de leer tu columna anterior pero en esta ocasión leí las dos!!!

    saludos!

     
  • El 19 octubre, 2006 02:52, Blogger ellb dijo otra cosa…

    Hola a todos y gracias por sus respuestas a este post.

    Anónimo 1: cierto, creo también que la poesía es un género que merece tanta promoción como los demás, pero creo que en este caso Cristina se refería a la relación particular que ella tiene con su obra y este libro en particular, no a la poesía en general. Me da gusto que mis palabras te hayan animado a leerla, vale la pena.

    Anónimo 2: mil gracias por tanta efusividad!

    Anónimo 3: Gracias. Y creo que el lector tiene diferentes procesos para descubrirse como tal, pero claro, es siempre importante encontrar ese libro llave (puerta o ventana) que nos ayude a encontrarnos.

    Mel: gracias, a tí que te tengo cerca te puedo prestar el libro.

    Saludos!
    Ellb

     

Publicar un comentario

<< El camino amarillo