Casi todo es otra cosa

Columna semanal publicada en el periódico "Últimas Noticias" de Ciudad Victoria, Tam., y otras cosas que se me ocurren en el camino. Por Elin López León de la Barra.

28 diciembre 2006

Tradición

Mis mejores deseos para los lectores de esta columna y visitantes de ocasión. Que esta época navideña esté llena de paz y el 2007 les traiga muchas cosas buenas.

¡Saludos y gracias por visitarme!

14 diciembre 2006

Los intelectuales también lloran

A estas alturas ya no es novedad el recorte en los recursos destinados al área de cultura propuesto por el Presidente Felipe Calderón como parte de su Presupuesto de Egresos de la Federación 2007, el cual se calcula en un 30% con respecto a la cantidad destinada al área en el 2006. Incluso alcanza al Archivo General de la Nación, dependiente de la Secretaría General de Gobierno, al que se le asignarán menos de 42 millones de pesos, una reducción del de 59.4% en sus recursos.

Inmediatamente la comunidad artística e intelectual de todo el país hizo patente su indignación ante tal propuesta y condenó la medida. Algunos señalaron el reto que representa para Sergio Vela, flamante Presidente del CONACULTA, cuya designación fue en primera instancia vista con buenos ojos por la misma comunidad artística.

Ayer miércoles 13 de diciembre se realizó en la explanada del Palacio de Bellas Artes un “Réquiem por la cultura”, manifestación a la cual se convocó a músicos y cantantes para que vestidos de negro, interpretaran el Réquiem de Mozart para expresar su desacuerdo. Asimismo, está circulando la invitación a participar en una “megamarcha” el martes 19 del presente, del Ángel de la Independencia a la Cámara de Diputados, “a fin de hacer presión para que no se autorice dicho recorte”.

Hace pocos días una amiga reflexionaba en el hecho de que los intelectuales de nuestro país se encuentran aletargados. Preguntaba ¿dónde ha quedado la postura crítica de los artistas e intelectuales mexicanos? ¿Cómo es posible que no se aprovechara ese gran foro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para llamar la atención sobre temas de interés nacional? (aunque eso si, se hizo patente el apoyo para la aprobación de la Ley del Libro, al cual me sumo). Llegaba a la conclusión de que nuestros intelectuales están durmiendo en sus laureles, desistiendo de participar activamente en los debates para, en cambio, disfrutar de los beneficios del sistema.

Por ello es notable que ahora salgan a la calle a manifestarse en contra de un recorte presupuestal. Entiendo que contamos con un presupuesto federal que debe estirarse para cubrir todas las áreas y como dicen, para cubrir una en ocasiones debe descobijar a otra (o bien tomar medidas para obtener recursos, como un alza en los impuestos). Por otro lado, estoy de acuerdo con que más allá de intereses partidistas, cambios de gobierno y las muchas y complicadas situaciones que enfrenta nuestro país, la cultura debería ser considerada como un área prioritaria y no ser la primera que sufra los consabidos recortes. Pero me parece irónico que nuestros intelectuales, que supuestamente son la medida de nuestro progreso como pueblo y nación, solamente se manifiesten cuando ven amenazados sus intereses personales, llámese becas, subsidios, financiamientos, sueldos, etc. Entiendo que los apoyos gubernamentales son indispensables para el desarrollo de proyectos culturales, pero creo que es válido pensar que no deben depender únicamente de ellos.

Espero, sí, que contemos con los recursos para proteger, conservar, difundir y promover nuestro patrimonio artístico y cultural. Pero la mera propuesta del recorte ha sido suficiente para darnos cuenta de que los intelectuales, ante el fantasma de la incertidumbre, también lloran.

07 diciembre 2006

Una Feria, una ciudad y las intermitencias de la muerte


Un día de los pasados en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, observé a cierto escritor dedicar un libro. Al final, donde tradicionalmente se anotan la fecha y el lugar del encuentro, escribió: “FIL, 1º de diciembre de 2006”. Porque sí, ir a la Feria no es lo mismo que ir a Guadalajara: que lo digan los libreros, editores, escritores, promotores culturales, compradores racionales y compulsivos, agentes literarios, distribuidores, periodistas y reporteros, público en general. La FIL tiene una vida propia que por nueve días invade a toda una ciudad y la transforma.

Al menos eso es lo que vemos nosotros, los civiles, los que estamos de este lado. Pero la realidad es que la Feria comienza mucho antes, por ejemplo a través del programa FIL en las librerías, mediante el cual se promueve con anticipación a los escritores que participarán en la Feria para que los lectores puedan familiarizarse con su obra, o mediante el Club de lectores FIL, donde se lee y se discute todo tipo de textos durante todo el año. Están los círculos de lectura en las universidades y preparatorias y aquellos que se preparan para participar en las diversas presentaciones editoriales del ciclo Los lectores presentan, o los estudiantes que asistirán al evento Mil jóvenes con… que este año tuvo como protagonistas a Carlos Monsivais, Jabbar Yassin Hussin y Etgar Keret.

En fin, lo que quiero decir es que a lo largo de sus 20 ediciones, la FIL se ha labrado a pulso su lugar como la Feria del Libro más importante en el mundo de habla hispana. En unos días nos entregarán las cifras oficiales, de ventas (por monto y número de ejemplares), cantidad de tratos cerrados por cuántos millones de dólares, número de asistentes. Pero no hay una cifra que refleje lo que una Feria del Libro como esta, con su labor continua de promoción de la lectura, puede hacer para cambiar la fisonomía de una ciudad y sus habitantes.

En 2007 la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se llevará a cabo del 24 de noviembre al 2 de diciembre y tendrá como país invitado a Colombia. Ya veremos qué sorpresas nos depara.

En otro orden de ideas. Entre los muchos eventos celebrados en el marco de la Feria quiero destacar la presencia del escritor portugués José Saramago. Además de realizar una serie de declaraciones con respecto a la situación en Oaxaca, participar en el homenaje a Francisco Ayala, dictar una conferencia y conceder miles de entrevistas, el autor participó en una lectura a dos voces de su obra Las intermitencias de la muerte con el actor Gael García Bernal.

El año pasado ocurrió un acontecimiento similar con La verdad de las mentiras, en voz de Mario Vargas Llosa y la española Aitana Sánchez – Gijón. Pero a diferencia de aquella, que pecó de larga y algo tediosa, la lectura de Saramago y García Bernal se fue una presentación sumamente disfrutable que además tuvo la virtud de atraer a cientos de jóvenes.
Aprovechando acertadamente ciertos elementos teatrales como la iluminación, escenografía y uso del espacio, la presencia de la violonchelista Jimena Giménez Cacho (y la de un perro), amén de una excelente selección de fragmentos de la novela, el espectáculo dejó en el público la inquietud de acercarse a la novela y en general a la obra del escritor, quien por supuesto (a pesar de la avasalladora presencia de quinceañeras dispuestas a secuestrar al actor) se llevó la ovación de la noche. Y de la Feria.