El juego del hombre
Esta semana, como era previsible, todos los diarios, las revistas, las opiniones de los comentaristas en la televisión, en fin, todos los espacios en los medios de comunicación (o información, no nos vamos a meter en discusiones) han estado llenos de sesudas reflexiones sobre los temas del momento, a saber: el mundial y las elecciones.
Y como era de suponerse, surgieron las comparaciones entre ambos. Al parecer los editorialistas esperan con ansias la coincidencia de estos acontecimientos, cada doce años, que los provee de una fuente prácticamente inagotable de metáforas y les da oportunidad de establecer símiles entre candidatos y jugadores, operadores políticos y técnicos, partidos y selecciones nacionales.
Que si tal candidato le anotó tremendo gol a otro, que si fulano trae bien puesta la camiseta o se olvidó de sus colores. Que si la vida política nacional está llena de penaltis fallidos, tiros de esquina y tarjetas amarillas y rojas. El conocido dicho de que la selección promete resultados como político en campaña... En fin, supongo que si yo supiera algo de fútbol (o de política, para el caso) se me ocurrirían comparaciones más brillantes.
Yo protesto. Yo digo: basta. Quiero retomar el ritmo normal de vida, los temas cotidianos. Pero sé que es una ilusión. Porque no creo que con ir votar este domingo, como ciudadana consciente que me precio de ser, pueda dar la ronda por terminada y olvidarme del asunto por un par de años, hasta que comiencen nuevamente los preparativos para el siguiente encuentro. No señor. El fútbol y la política son las fuentes de entretenimiento nacionales por excelencia. Son las constantes que nos unen, aunque sea a través de nuestros desacuerdos. Así que observaremos pacientemente su evolución en todos los niveles, desde el local hasta el internacional, las repercusiones de cada movimiento, de cada estrategia, los cambios de clubes y jugadores, la depuración de la técnica, el rendimiento final en la cancha (el que verdaderamente cuenta).
En fin. Pero a diferencia de lo que sucede con el fútbol, en lo que respecta a las elecciones si podemos tomar un papel activo e influir en el resultado. Porque (perdón si desilusiono a los creyentes) por más que gritemos frente a la televisión o desde las gradas, ni el técnico (que por cierto demostró no valer lo que le pagan) ni los jugadores escuchan nuestras sugerencias y demandas. Pero las elecciones son otra historia. Así que este domingo 2 de julio, por favor, no lo olvide. Aproveche la oportunidad de hacerse escuchar. Levántese del sillón y vaya a votar.
2 dicen que dicen:
El 29 junio, 2006 07:51, Nana Equis dijo otra cosa…
Votaremos.
El 02 julio, 2006 20:59, ellb dijo otra cosa…
Gracias Nana... ya estamos en plena rebatiña, a ver cómo termina la historia... pero eso sí, con la conciencia tranquila porque ya votamos.
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