Casi todo es otra cosa

Columna semanal publicada en el periódico "Últimas Noticias" de Ciudad Victoria, Tam., y otras cosas que se me ocurren en el camino. Por Elin López León de la Barra.

20 abril 2006

Letras en libertad

El 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro y el Derecho de Autor, fecha designada por la Conferencia General de la UNESCO en su 28º reunión, debido a que en ella coinciden el aniversario luctuoso de William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y el inca Garcilaso de la Vega.

La idea de establecer un Día Internacional del Libro surgió de la Unión Internacional de Editores, y fue propuesta a la UNESCO por el Gobierno de España. Posteriormente se agregó la noción del derecho de autor, a sugerencia de la Federación de Rusia. La celebración en sí tiene su origen en Cataluña, donde se conmemora en la misma fecha el día de San Jordi (Jorge), en la cual se regala una flor con cada libro vendido.

Así, desde 1995, en esta fecha se realizan alrededor del mundo toda clase de festejos y actividades en torno al libro y la lectura, como ferias del libro, presentaciones editoriales y lecturas en voz alta (como la tradicional lectura de “El Quijote” realizada en España, por citar un ejemplo), entre otras.

Este año, la Asociación Letras Voladoras propone que festejemos el Día Internacional del Libro dejando un libro en libertad: abandonándolo en una plaza, una escuela, un centro comercial, en cualquier lugar donde pueda ser encontrado por un “desocupado lector” (a propósito de Cervantes), que lo tome para desempolvar sus palabras y convertirlo en su compañero de viaje.

“El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma”, decía el escritor francés Marcel Prévost (1862-1941). Bajo esta premisa, Libros Libres, capítulo latinoamericano del movimiento Bookcrossing (que en estas fechas celebra su quinto aniversario), nos invita a dejar en libertad aquellos libros que están apresados en un librero, en un rincón de nuestras casas, y dotarlos de alas para recorrer el mundo. Convertir el mundo entero en una biblioteca, o mejor aún, en un club de lectura sin fronteras y con un número ilimitado de ejemplares, formado por amantes de los libros, dispuestos a dejarlos ir para disfrute de otros.

Cada libro se registra en la página de Libros Libres y es etiquetado con una clave, de esa forma es posible seguir su recorrido: se supone que cuando alguien lo encuentre, debe ir a la página y anunciar que el libro ha sido encontrado. Ahí puede consultar el “diario de viaje” de cada libro, donde aparecerán los comentarios de las personas que lo han encontrado y liberado, observar los lugares que el libro ha recorrido, puede agregar sus propios comentarios, y así sucesivamente.

Por supuesto, no necesariamente todos aquellos que encuentren un libro lo registrarán, o pueden quedarse con él, o tal vez ni siquiera lo lean. Pero el movimiento ha tenido una gran aceptación a nivel mundial, con más de 459 mil miembros y casi 3 millones de libros registrados.

En México, desde hace varios años la organización independiente Asociación Letras Voladoras promueve la iniciativa de liberar libros el día 7 de cada mes, y sólo recientemente se convirtió en el “espejo mexicano” de BookCrossing. Los interesados pueden registrarse gratuitamente en la página de Libros Libres y obtener ahí los formatos para las etiquetas, así como instrucciones detalladas para el registro de libros y sugerencias para liberarlos.

Este 23 de abril pongamos nuestros libros en libertad, formemos parte de este movimiento. Como establece Libros Libres en su documento rector: la liberación de libros nos permite “rescatar la obra escrita del peor de sus finales: el olvido”.