
Desde hace semanas tenía la intención de escribir acerca de la novela de Paul Auster,
Brooklyn Follies (Anagrama, 2006) y ahora me entero de que para celebrar su cumpleaños número sesenta, el escritor acaba de presentar una nueva:
Viajes por el Scriptorium (Anagrama, 2007).
Nacido en Nueva Jersey, el ganador del Premio Príncipe de Asturias 2006 es admirado por igual por lectores, críticos y escritores. Ha escrito novela, poesía, guión cinematográfico y el llamado
non fiction (por ejemplo, el libro de relatos
Creía que mi padre era Dios que recopila las historias de los oyentes de su programa de radio en la ciudad de Nueva York). Es difícil no dejarse atrapar por “el escritor del azar y la contingencia”: sus historias se construyen a partir de esos mínimos instantes de duda, en las disyuntivas, las elecciones con consecuencias imprevisibles y en gran medida, por el simple y puro azar, omnipresente en la vida cotidiana.
Por ejemplo, en su primera novela,
Ciudad de cristal, la historia se desencadena a partir de una llamada telefónica a un número equivocado: la recibida por un escritor llamado Quinn, quien decide hacerse pasar por el detective privado Paul Aster para resolver el caso de su angustiado interlocutor.
Este juego de nombres e identidades es frecuente en la obra de Auster. El protagonista de
Smoke se llama Paul Benjamin, que son en realidad los nombres del autor. En
Leviatán el personaje principal tiene sus mismas iniciales y conoce a una mujer llamada Iris, anagrama del nombre de su esposa, Siri.
También abundan los personajes que hacen apariciones en diferentes libros, y las historias dentro de las historias, las bifurcaciones que los protagonistas encuentran en el camino y también gracias a los personajes que conocen.
Así, en
Brooklyn Follies, el protagonista Nathan Glass, sobreviviente de cáncer en el pulmón, su trabajo en una agencia de seguros y un divorcio no muy amistoso, regresa a la tierra que lo vio nacer, Brooklyn, para pasar en paz lo que imagina serán sus últimos años. A raíz de un altercado con su hija comienza a escribir
El libro del desvarío humano, de cuyo contenido nos enteraremos menos que de las anécdotas de la vida del mismo Nathan, su sobrino Tom (a quien encuentra casualmente como dependiente de una librería de viejo), amigos y familia que irán haciendo su aparición a lo largo de la novela, la cual resulta una celebración de la vida y sus posibilidades.
Brooklyn Follies retoma los elementos típicos de la escritura de Auster: el azar, las historias dentro de la historia, la búsqueda de la identidad y del sentido, la pérdida. Sin embargo, todos estos guiños al lector no dificultan la lectura para los no iniciados en el universo austeriano, que pueden fácilmente verse inmersos en las historias acompañando a los personajes, siempre entrañables a su manera (porque en este universo no existe la perfección, sino seres humanos de carne y hueso, llenos de contradicciones, anhelos y defectos).
Viajes por el Scriptorium cuenta la historia de un hombre amnésico, encerrado en una habitación, que poco a poco arma su historia gracias a la visita de diferentes personajes relacionados con su pasado. Es de agradecer al autor que para celebrar su cumpleaños nos regala a nosotros, los lectores, una nueva pieza del rompecabezas con infinitas posibilidades que compone su mundo.